La
obesidad como enfermedad crónica, requiere de un tratamiento de por
vida. Este representa un proceso que apunta a la concreción gradual
de cambios definitivos en la conducta alimentaria y en el nivel de
actividad física diaria.
Los profesionales desempeñamos el papel de facilitadores y ayudamos
a los pacientes a modificar progresivamente distintos aspectos
conductuales que los conducirán a adelgazar y mantener el peso
logrado para mejorar notablemente su calidad de vida.
Es necesario primero que cada paciente tenga bien claros sus
objetivos, que olvide viejas recetas y se prepare para aprender a
manejar su propia enfermedad. No existe una pastilla ni una dieta
mágica para adelgazar.
Para abordar la obesidad, el esquema básico de atención comprende:
* una evaluación del contexto biológico como
también psicológico y social del paciente;
* estudios complementarios según
correspondan;
* un plan alimentario coherente y
personalizado;
* indicaciones de fármacos para control de
complicaciones médicas asociadas y del mismo sobrepeso, según cada
caso en particular;
* citas frecuentes para un mejor seguimiento.
Nuestras recomendaciones para el descenso de peso
Los descensos acelerados conducen a la pérdida de masa muscular con
el consiguiente debilitamiento y disminución del gasto metabólico.
El descenso es temporal y después se recupera, pero a expensas de
mayor cantidad de tejido adiposo (efecto rebote).
El primer objetivo que se le plantea al paciente es lograr un
descenso del 10% del peso. Hay importantes estudios clínicos que
demuestran que el descenso inicial de un 6 a 10% del peso y su
posterior mantenimiento ya confieren beneficios para la salud y
reducen el riesgo de padecer complicaciones cardiovasculares y
metabólicas como la diabetes.
Los resultados en la balanza se irán viendo a medida que se vaya
avanzando en el proceso de cambio de hábitos.
FUENTE. Fundacion Favaloro.